La música está presente en nuestra vida desde que nacemos, forma parte de la vida cotidiana. Acercarse al mundo de la música es acercarse más al ser humano, nos permite conocer mejor la cultura que nos rodea.
Además de enseñarnos nuevas formas de ver el mundo, la música nos mejora, nos permite expresarnos a través del sonido y el ritmo, nos hace disfrutar y reinventarnos.
Aprender y tocar música es una experiencia que enriquece muchísimo a cualquier edad. Sin embargo, ¿sabías que cuanto antes entramos en contacto con la música, más beneficios nos ofrece?
¿Por qué es bueno ofrecer educación musical a los niños?
Los niños adquieren las habilidades motoras básicas durante los primeros siete años de vida. ¡Esta etapa es clave para el desarrollo integral! Todo lo que su cuerpo aprenda en ese tiempo se asimila más fácilmente.
Esto significa que tenemos una oportunidad maravillosa: la educación auditiva, rítmica y melódica a una edad temprana permite que los niños crezcan siendo más musicales. De mayores, tendrán más facilidad para entender y disfrutar la música, para cantar o tocar un instrumento, para mover su cuerpo al ritmo. Estos niños vivirán la música, ya que formará parte de ellos.
Y hay más: la música permite fortalecer otros aspectos muy importantes para el desarrollo, mejorando el aprendizaje, la imaginación, la coordinación motriz y la autoestima. ¡Vamos a verlo!
¿En qué ayuda la educación musical a los niños?
El aprendizaje
La formación musical en la infancia influye en la forma de pensar y de trabajar de los niños, mejorando su capacidad para aprender. Concretamente, ayuda a desarrollar:
- La escucha consciente:
La música ayuda muchísimo a educar la escucha de forma consciente. ¡Esto va a ser clave para la educación de los niños! Para cualquier tipo de aprendizaje, es vital prestar atención y escuchar con detalle. ¿Qué hay mejor que la música para entrenar una capacidad tan importante?
En el mundo de la música, aprender a escuchar es interiorizar los elementos que se encuentran presentes en una obra musical. Identificar estos elementos desarrolla el oído rítmico, melódico y armónico, y permite disfrutar de la música en todas sus dimensiones.
- La asimilación – comprensión:
Para los niños que escuchan de forma consciente es más fácil comprender las cosas que se les explican. Esto les ayuda a mejorar el aprendizaje de lectura, lengua (también las lenguas extranjeras), matemáticas, y mejora el rendimiento académico en general.
- La capacidad de atención, concentración y retención:
Si los niños comprenden lo que escuchan prestan más atención, se concentran en las tareas que realizan y retienen mejor lo aprendido.
La capacidad de evocación: ¡Imaginación al poder!
La música cuenta historias, generando sensaciones, sentimientos y emociones que para los niños son un auténtico mundo por descubrir: su poderosa imaginación hace que vivan la música de manera especialmente intensa.
La gran capacidad evocadora de la música consigue trasladarnos a otros lugares y poner nuestras emociones a flor de piel; nos ofrece experiencias que son difíciles de obtener por otros medios y que sin embargo tienen un valor incalculable.
Para los niños, la música es una vía para explorar el mundo en el que llevan tan poco tiempo, es una forma de descubrir la vida y de aprender a participar en ella con empatía y creatividad.
La coordinación:
La educación musical e instrumental desarrolla el sentido del ritmo, que influye en la formación física y motora del niño. ¡La coordinación se activa! Los movimientos y percusiones corporales mejoran el sentido del equilibrio y la lateralidad. Practicar un instrumento permite, además, un alto desarrollo de la motricidad fina.
La autoestima
Para terminar esta lista de beneficios de la educación musical (que son muchos) es imprescindible hablar de la enorme capacidad de la música para generar felicidad, satisfacción y seguridad.
La música ayuda a la autoestima: los niños que reciben educación musical aprenden a valorar sus destrezas y a actuar más seguros de sí mismos, ser más alegres, independientes, a aceptar desafíos y a ser más tolerantes frente a sus limitaciones o frustraciones. La música puede, por lo tanto, ser clave para ayudar a los niños a ser más responsables y sentirse capaces de cumplir sus compromisos.
La práctica musical permite también que los niños desarrollen el sentido de trabajo en equipo, el respeto de sí mismo y de los demás, la tolerancia a los errores de otros, la solidaridad y estar más abierto a la crítica. Estas cualidades son de gran valor para desarrollar una vida feliz en sociedad.
El efecto que produce la música en la mente, el cuerpo y el alma, como has podido comprobar, es muy positivo. En especial para los niños, es un verdadero tesoro: la educación musical les ayuda a cultivarse, a crecer, a ser felices.
¡Hagamos que disfruten de la magia de la música!